Nació en Quito. Utiliza el seudónimo CAPAC, como un reconocimiento a la reivindicación de la cultura, del saber ancestral y de sus antepasados remotos.
El arte formó parte de su vida desde temprana edad, como una posibilidad en la que encontrará un terreno donde tiene pertenencia total. El sentimiento abstracto espiritual que en él habitaba, en conjunto con el temor que le producía la religión de sus padres y abuelos ( el Dios de la conquista), lo llevó a encontrar otras prácticas y otras culturas milenarias. Todas ellas le enseñaron a cuestionar sus propias pautas mentales: su propia historia.