Una de las sorpresas más gratas de la I Bienal fue la participación de la delegación Boliviana, que con el apoyo de su Embajada en el Ecuador trajo consigo todo un universo de sonidos, colores y formas que incidieron de modo profundo en la Bienal y sus resultados.
Roger Araoz y Nestor Caral comprendieron a profundidad la filosofía del evento y con sabiduría cimentaron con su iniciativa el espacio para el diálogo y encuentro de los artistas plásticos, proponiendo la creación de dos obras que a la postre resultarían definitivas: la primera, titulada “TUPAC AMARU” (en colaboración con los pintores ecuatorianos Jaime Puetate y Freddy Mejía) y la segunda titulada “INTI ÑAN – EL CAMINO DEL SOL”, cuya ejecución y boceto final estuvieron a cargo de colectivo de pintores participantes, dirigidos por el Maestro Juan de la Cruz Machicado.
Aquí con ustedes la construcción y la obra TUPA AMARU, que nos trajo los buenos vientos y la sabiduría de nuestros hermanos de Bolivia.