Comenzamos la reconstrucción del Ñanduty de nuestra verdadera historia, la que no se encuentra en los libros de textos que nos enseñan desde niños.
HUEGUIDAIBERÁ.
Rosa, es mi hermana,
FUERTE,
.... cual águila CHARRÚA, ....
.... tiene la belleza de las flores silvestres,
.... tiene la energía de ese viento azulado
que baja de los cerros hacia la INKAIUJHMAR ....
Pasionaria mujer, mburucuyá de los montes,
corazón de hidromiel, por ser dulce .... por ser fuerte ....
Luz de la Guidaí, musical ocarina,
portadora de amor y de palabras ....
Recita en lengua madre, mi INCHALÁ !!!!, Ukait !!!!, Hueguidaí ....
las piedras de la luna te darán su energía,
y con plumas de águila te harás una guayaca que te protejerá !!!!
.... Hermana, has llegado, .... en alas de golondrinas a besar el suelo amado, a sumergirte en las aguas y deslizarte en la brisa y cantar junto a los pájaros ....
Duerme, .... es mi hermana pájaro que canta en nuestro idioma sagrado ....
"Nehes au thue, huimen hué ten
hué huimen ten, ti huimen hué,
huimen hué ....
Hué jhalaná Guidaí gue hué ...."
... el viaje ha sido muy largo ....
FLORO. TAITA CHARRÚA DANIEL DELLAZUANA)
Cjuaeneinhi, inchalá dik, on
anti canaixe, Floro ....
Amigo, hermana, y padre
nuestro Patriarca Floro, ....
Tenía ocho años cuando cruzó el Río de los Pájaros Pintados junto a su tribu en el año 1831, escapando de las matanzas de Charrúas en Salsipuedes.
Cuentan que pasó con su tribu por el Queguai y se fueron escondiendo por las tierras de la Nación Charrúa en Entre Ríos.
Dicen que se perdió en el monte, no lo creo. Pienso que su familia le pidió que se quedara, que los esperara .... y nunca pudieron volver a buscarlo, .... al menos en esta vida ....
Se quedó viviendo en los campos de el "dueño" de los campos y así fue creciendo, pasando de patrón en patrón ....
Le gustaban los caballos, tomar mate, comer carne asada ....
Volvió a la madre tierra para volver a nacer con mas de ciento cuarenta y cuatro años ....
Ten am retant nehes
Ten am, isa,
Ten am, esek bajiná am.
Estamos como siempre
estamos, solamente,
estamos, pero ahora CAMINANDO ....
CATALINA ABUELITA CHARRÚA.
Catalina es una abuelita Charrúa de ciento un años, muy bien llevados por cierto.
Mirando los árboles, los campos donde nuestros hermanos vivieron libremente, mirando correr el agua cantarina del Jabonería que nos habla .... las grutas sagradas, canta su corazón ya centenario.
El sol va naciendo nuevamente y escuchamos los trinos de los pájaros .... las torcazas, los cardenales, las calandrias, el vigilante teru tero, ..... con los ojos inmóviles piensa extasiada: recuerda los partos de sus hijos, todos fueran en "casa", de rodillas en la madre tierra, sobre unas mantas dobladas .... siempre estaba con ella "la partera", "doña Froilana", ella y otra mujer, una vecina casi siempre, la hacían levantar los brazos, se los sostenían en alto para que se apoyara en ellas e hiciera fuerzas y se ayudara, movían sus brazos en círculos y al hacerlo se movía todo su cuerpo ayudándola a parir.
El primer hijo lo tuvo un poco antes de los treinta años. Se llama Ramón, tiene 77 años. Cuenta que un día comenzó con los "dolores" y que pasó por casualidad doña Froilana que iba a atender otro parto y la examinó y le dijo que no se preocupara, .... que demoraba, .... lo menos tres días mas .... Se acostó. Como no paraba el dolor, cada vez era mas fuerte, el niño apuraba, empujaba, empujaba, mas y mas, ella manda a buscar a doña Froilana la partera por una vecina .... y nació Ramón, su primer hijo .... sin la mirada de su esposo que se encontraba muy asustado, le impresionaba el parto ....
Luego viene Margarita, fue un parto difícil. Nació de seis meses y estaba "sentada" en la panza de su madre. Catalina se encontraba un poco débil, mal alimentada, no comía muy bien, trabajaba mucho en una estancia que quedaba a cinco kilómetros de su casa. Era lavandera. Iba a lavar al arroyo, luego llevaba la ropa a su casa y la planchaba con almidón y planchón. En esos días el esposo se había ido de su casa y estaba sola con su hijo Ramón y embarazada.... La niña era muy chiquita y no tenía fuerzas para nacer y sufrió los dolores de parto dos días. Ese parto fue en la cama por sugerencia de la partera doña Froilana. Le indicó que se acostara boca arriba, se subió en la cama y de espaldas a Catalina empujó con todas las fuerzas el vientre con las manos haciendo fuerzas también con las rodillas. La bebé finalmente se dio vueltas y nació sin fuerzas, pobrecita, medio ahogada, pero viva,.... Cuenta Catalina que Margarita no tenía fuerzas para alimentarse en el pecho materno, le daban la leche en la boca con cucharita ....
....Vuelve su hombre..... se embaraza nuevamente. Ahora es Beto, complicado porque dice Froilana que "estaba en las caderas". Rompió bolsa, pasó tres días en trabajo de parto con fuertes dolores y no nacía el niño. La partera Doña Froilana hizo que se arrodillara en la madre tierra, como siempre, sobre unas mantas, levantó los brazos, la tomaron fuertemente de ellos y con la rodilla Froilana le da un fuerte golpe en las caderas. Dice Catalina que sintió como si se despegara justamente de ellas el hijito, y nació Beto....
Ahora queda embarazada de Flor, cuando tenía seis meses de embarazo se va nuevamente su marido de su casa. Le dice que iba a vender los productos de cuero que hacía, y ya no volvió.... Catalina tenía cuarenta años, se encontraba muy débil, muy mal alimentada, le exigían mucho en su trabajo, sufría por no tener a su marido .... pero el parto fue muy feliz, de rodillas en la tierra, en su casa y con Froilana ....
..... y ahora abuelita Catalina le cuenta esto a una nieta, Anita Carina, hija de Flor, embarazada "que cuando no tenga fuerzas, meta los dedos en su boca, como para producir arcadas y así viene la fuerza que ayuda a la salida del bebé, de la bebé, porque es una niñita, muy soñada, muy deseada que viene ahora en septiembre ...."
ABUELITA SATURNA
.... seguro diría llamarse Saturna, ..... vivía en el Valle Edén, pagos de ensueños, paradisíaco, muy puro, mágico, donde se concentra la mayor energía positiva de Abya Yala, donde se siente mucha paz interior, se experimenta una sensación de felicidad y plenitud total inenarrable ..... donde nos encontramos en paz con nosotros mismos y con el entorno .... es una sensación que no se puede explicar con palabras. Es inenarrable, pagos de amor, ahí vivía Saturna, y llegó el amor desde occidente, lo llamaban Goyo .
Cada tanto "bajaba" al Valle Edén donde ella paciente lo esperaba para brindarse plena a el, y en ese valle de amor nacieron Emilia, Juana, y Andrés. A pesar de su origen occidental fue atrapado por la magia de nuestros montes, de nuestros ríos, Vivía del monte, el lo proveía de todo. Cazaba zorrillos y comadrejas de los cuales vendía sus cueros, disfrutando siempre de la magia de la naturaleza protegido por el espíritu de los abuelos charrúas, que lo cuidaban desde una brisa, desde un aroma, desde lo intangible.... Era el hombre de una mujer charrúa, y fue aceptado como un charrúa más por los ancestros. Goyo, corazón CHARRUA.
La Charrúa taciturna, con una vida interior muy intensa, él reservado, siempre viviendo en "campamentos" apartes, pero ambos sabían que en el Valle del Edén lo esperaba la india Charrúa, lo esperaba el amor. Vivían como querían, como aprendieron a hacerlo, sabiendo que sin estar estaban, el uno para el otro por siempre jamás.
Hoy Abuelita Saturna desde una estrella nos mira y nos protege y apoya su cabeza en ella para escuchar los pasos del Goyo que se acerca .... Una de sus nietas, una mujer medicina, les escribió un poema
Por los pagos de Tambores
y el hermoso Valle Edén
fue que nacieron sus amores.
Ella la india Saturna,
muy, pero muy taciturna.
El era un vasco francés,
pelo rubio, ojos celestes
aunque creerlo les cueste!
Su nombre era Tomás,
Tomás sin más que llamar,
Ellos no estaban casados
se juntaban de a ratitos
para hacer el amorcito.
Del amor, de la india y el francés,
tan solo nacieron tres:
Emilia, Juana, y Andrés.
Ni se juntaron después
aún ya en su vejez,
pero Juana
los trajo, para morir en su casa
aún andando medio escasa!
¡Se habrán juntado en el cielo
porque seguro a estos dos
al final los casó Dios!
Mi cabello, mi nariz,
tan solo son un matiz
de esa mi abuela india.
Del francés me quedó poco
tal vez su gran corazón,
¡Tal vez esta inspiración!
Y siento mucho honor
cuando me llaman Saturna
me recuerdan a mi raza,
me recuerdan a mi abuela,
me recuerdan que en mi sangre,
¡hay un charrúa que vuela!
TUNA
…. Tengo que andar corriendo a todos lados, pues las Abuelas que son las que aún cantan, se mueren, simplemente si yo tardo ….
Rosita Albariño.
ABUELA JUANA .... CHARRUA Y AFRO ....
Su familia Charrúa venía siendo perseguida y la dejó frente a una estancia, "en una cueva de toro" le dieron la posibilidad de seguir viviendo. Era muy niñita, no tendría mas de cuatro añitos, la llamaron Juana. Fue criada por los dueños de la casa como de la familia, decía, en su niñez.... Muy jovencita con quince primaveras se enteró de su origen y abandonó la casa. Nunca dijo como se lo dijeron ni el porqué....
El hacerla ver que no era "hija" de sus padres, no era "hermana" de sus hermanos.... solamente una agregada, sirvienta, eso la afectó muchísimo. Su espíritu charrúa se rebeló, se fortaleció en el dolor, y abandonó la casa. ¡Quién sabe por que momentos terribles pasó en sus jóvenes años!
Tuvo sus amores. Fue madre de Blanca, Carlos, Gervasio, Luís, Inocencia, Zoraida, Maruja, Miguel, Silvina, Ademar. En una oportunidad se fue de la casa a trabajar y dejó a su marido cuidando a los hijos, al tiempo volvió. Nunca se rigió por regla alguna, siempre fue muy charrúa; libre, con alas de pájaro. Ella decía: “cuando viene el pájaro carpintero, trae consigo la muerte del dueño de casa, cuando los teru tero sobrevuelan la casa, hay que decir: si la noticia es buena déjala, si no llévala ....”
Cortaba la tormenta con el hacha. Sabía curar con yuyos. Tenía un mortero de madera para preparar y pisonear la medicina. Para matar los parásitos en los niños les daba una cucharada de azúcar y luego té de manrrubio o ajenjo. Para curar las paperas usaba unto con hoja de tártaro, para el sarampión hacía un té caliente con ortiga.... Con la piedra de azufre sanaba el aire y el dolor de muela. También decía que se usaba un gajito de ruda tras la oreja para el dolor.... Para el dolor de cabeza usaba "parches" de Papa y dulce de membrillo en las sienes, "para alimentar el cerebro cuando estaba débil”.... También sabía "vencer" con brasas y con ceniza.... Sabía hacer "jabón" con chicharrones.... Le gustaba plantar, sobre todo cosas que "rindieran": Zapallos, boniatos, papas, maíz, porotos, maní, sandía, trigo....
Solía hacer choclos asados al calor de las brasas, mazamorra de maíz, mazamorra de trigo. El pan era "casero" ya fuera en "horno de barro", o tortas asadas en el fogón, tortas de harina de maíz... Le gustaba mucho comer puchero, carne asada, carne de avestruz. También comían tatús asados o "en el puchero". Había muchos arroyos muy grandes y la pesca era abundante.... la naturaleza era generosa....
Tomaba mucha leche cruda. Cuando tenía una preocupación o un problema iba a visitar a una "abuelita" y regresaba muy equilibrada y tranquila, pero también era muy divertida. Le encantaba bailar. Cuando querría hacerlo bailaba igual con una escoba. Pero los viernes luego de la entrada del sol, entraba a su casa, y ya no hacía mas nada....
Juana, vivió mucho mas de cien años, hasta que decidió volver a la madre, volver a la tierra.....
SEPE EL GRAN CACIQUE
“.... yo soy SEPÉ, el gran CACIQUE,
que vivo entre las tacuaras
creyeron que había muerto
que muerta estaba mi raza
pero salto por las noches
con arco, flecha y con lanza....”
.... Érase una vez hace ya muchos años, que nació en Abya Yala, al Oriente del río de los pájaros pintados, un niñito hijo de CHARRÚAS que sería muy sabio .... y fue SEPÉ.
Cuentan los abuelos que creció en estas hermosas tierras muy feliz, en libertad....
En ese entonces los niños acompañaban a sus mamas en sus tareas y ellas los dejaban jugar y vigilaban amorosamente.... las acompañaban a recoger greda para hacer vasijas, cacharros.... y no era tarea fácil!!!!
Ellos se impacientaban cada vez que le presentaban a su mama un puñado de greda o tierra para hacer los recipientes, y la madre la rechazaba una y otra vez hasta encontrar la adecuada. Ellos solo querían jugar, disfrutar de la naturaleza, jugar en el agua que cristalina corría, tomar sol. Luego iban a las cuchillas y a los montes a recoger frutos silvestres, mburucuyá, pitanga, guayaba, arazá, ..... Primero comía la madre, comprobaba que la fruta fuera buena y adecuada y luego les daban a los hijos y allá iban todos ellos tras su mama como avestrucitos.... La madre bajaba las ramas y juntaba también frutos para llevar al campamento, iban por la orilla del arroyo donde corría el agua bien clarita....
Sepé, charrúa, valiente entre los valientes. ¿No dice la leyenda que vieron a la crucera dormir inofensiva al calor de su cuerpo por donde resbalaba la chuza y no penetraba la metralla del trabuco naranjero del enemigo?
Sepé al que se le entregaban las mujeres más bonitas de la tribu, como al más valiente, como regalo de admiración y estímulo.... María de la Nieve, Polonia .... luego vinieron los hijos. Conocemos la existencia de Avelino, Santana, Ña Santa, María Sosa.... Allá por los años del 1800 "y pico", Sepé escapa a la matanza del Queguai. Fueron muy pocos los que se salvaron de la carnicería, del genocidio de Salsipuedes. No pasaban de 25 hermanos charrúas capitaneados por Sepé, el gran CACIQUE. Se instalaron en los montes del Arapei y del Cuareim donde más tarde se les reunieron las familias sobrevivientes.
En 1834 se fue a Brasil con su tribu, volvió con ella en la década de 1840 y se estableció en campos de José de la Paz Nadal que los protegía. ¡Que ironía!, los verdaderos dueños de la tierra teniendo que vivir "de prestado".
Cuentan que el grito de guerra del Cacique Sepé era inimitable. Era un alarido que atronaba los aires y que nunca fue fácil de explicar para los que lo escucharon. Parecía que comenzaba con el bramido de un tigre, seguía con el mugido de un toro y concluía con el toque de atención de un clarín de guerra. Cuentan que a los caballos se les erizaban las crines y relinchaban al sentirlo. Cada vez que alguien intentaba imitarlo los indios se reían a carcajadas.
De vez en cuando complacía a los visitantes con un original espectáculo: colocaba como sus ascendientes, la bola chica de las boleadoras de tres, entre los dedos del pie, tomando por la mitad de la cuerda a cada una de las otras con la respectiva mano. Invitaba a un gaucho que intentara herirlo con el facón: nunca lo cortaron, y, frecuentemente, desarmaba al contrincante.
Un día los indios recogieron del camino una maleta que cayó de una carreta que transportaba un virulento a atenderse en el pueblo, aunque hay algunos que siempre dijeron que se la tiraron a propósito. Dicen que se salvaron de la viruela Sepé y sus hijos Santana y Avelino por haber huido al comenzar los estragos la epidemia, pero hoy algunos descendientes del Cacique niegan esa posibilidad, expresan que no huyó, que un Cacique no abandona a su gente, simplemente se encontraba buscando otro lugar para acampar, pues donde estaban ya era muy escasa la pesca y la caza para la tribu.
Cuentan las abuelas que algunas madres regalaban a sus hijitas e hijitos a los criollos cuando comienza la epidemia para así evitarles el contagio y salvar sus vidas. En la zona del Paso Hondo fueron encontradas dos jovencitas, dos hijas del Cacique Sepé que se salvaron de la viruela, Ña Santa y María Sosa.
Fue muy triste cuando volvió Sepé al campamento y se encuentra con la desolación, con la muerte, con la oscuridad!!!!. Años después sufre otra pérdida. Sus dos hijos Santana y Avelino fueron apresados por una leva de las que recorrían la campaña buscando "voluntarios" para el ejército. Sepé se resistió, y con la ayuda de sus perros llamados Pamplona y el Cabo, (nadie sabe el porqué de esos nombres), logró escapar perdiéndose en el monte. Santana nunca volvió, si lo hizo Avelino Charrúa.
Los que conocieron al CACIQUE SEPÉ, dicen que no hablaba mucho el español, pero que lo entendía a la perfección. A veces cuentan que les decía a algunas personas al estrechar su mano: “SEPÉ, pa vos....”
Las huestes del Cacique Sepé, que acampaban en la zona del Arroyo Malo, solían visitar el pueblo, en orden perfecto, cabalgando sobre hermosos caballos criollos y haciendo evoluciones por las calles y plazas, que llenaban de admiración a los pacíficos moradores del poblado. Defendía "su territorio". No permitía siquiera que Paz Nadal en "cuyas tierras" estaba viviendo se hiciera presente si él no lo permitía. Sus perros lo ayudaban a defenderlo.
Se dice que en el lugar había una especie de tranquera, y quien quería visitar al Cacique tenía que decir una especie de contraseña. A ese llamado concurría el Cacique y los dos perros. Si SEPÉ portaba su lanza con la punta hacia abajo los perros se quedaban quietos, pero si estaba hacia arriba, sin mediar palabra arremetían furiosos contra quién consideraban un indeseable visitante.
Tenía el color del cobre. Pese a ser ya centenario saltaba a su caballo haciendo alarde, de un salto con total facilidad.
Una tarde, dos hombres inconscientes y malvados, hicieron una apuesta macabra: mezclaron caña con "veneno de los cueros" y alargaron la "limeta tentadora" a Sepé. El aceptó el convite. Duró segundos, tambaleando dio unos pasos y se desplomó a los pies de Viguá, su fiel caballo oscuro..... Pero vuelve en las noches sin luna a "medio trote", a la Casa de Piedra, tras las huestes....